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martes, 15 de octubre de 2013

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Los Vacios de la Educación Actual y Los “Siete Saberes” del Nuevo Paradigma de la Educación del Futuro.

Según ya es conocido por los expertos en la materia del conocimiento, el carácter disciplinar no integrar, de la enseñanza actual, convierte la educación en una ciencia que divide y/o desune con ‘vacías abstracciones analíticas’, que no contribuyen a promover la cultura de la ‘razón’ y del ‘ser’, como elementos de alto valor analítico. 

Es decir;  la naturaleza, la sociedad y la cultura no llegan al estudiante como una totalidad sistémica de interés analítico. Esto provoca en consecuencia, una enajenación progresiva en el estudiante, lo cual invade todo. 

La conciencia ecológica y bioética, no son valoradas y consideradas adecuadamente, ni  integradas al campo de la cultura educativa, salvo algunas excepciones.

Para tratar de superar esos vacios de la educación; según E. Morín, La educación debe ser pensada desde la complejidad (E. Morín; Reflexiones Sobre los Siete Saberes Necesarios para la Educación del Futuro; CNRS/ Paris, Francia, Mayo/2001. Pag.29-30 y 39). Según dicho autor, la educación pertinente, es imposible sin una reforma del pensamiento, que haga de ella un verdadero proceso de aprehensión del hombre como sujeto complejo que piensa, siente, conoce, valora, actúa y se comunica. Y para revelar la complejidad del hombre, hay que asumirlo con sentido cultural; es decir, en su actividad real y en la praxis que lo integra a la cultura. 

La cultura como ser esencial del hombre y medida de ascensión humana no sólo concreta la actividad del hombre en sus momentos cualificadores (conocimiento, praxis, valores, comunicación), sino que da cuenta del proceso mismo en que tiene lugar el devenir del hombre como sistema complejo, lo que implica considerar: la necesidad, los intereses, los objetivos y fines, los medios y condiciones, en tanto mediaciones del proceso y el resultado mismo. He ahí el por qué de la necesidad de pensar al hombre y a la subjetividad humana con sentido cultural, que es al mismo tiempo, pensarlo desde una perspectiva de complejidad. 

En tal sentido, el referido autor, afirma que, por eso Marx, en sus tesis sobre Feuerbach, aconsejaba asumir la realidad subjetivamente, para transformarla en bien del hombre y la sociedad. Es decir, se requiere asumir una voluntad subjetiva deliberada y consciente para transformar la realidad en el sentido deseado.

La pregunta obligada es: ¿Qué hacer ante el estado actual de cosas? 

por supuesto que se requiere de cambios estructurales profundos, en diferentes niveles y áreas socioeconómicas, pero mientras no tengan lugar, no debemos cruzarnos de brazos, en tal sentido; Edgar Morín, identificó y presentó un trabajo analítico interesante en base a su obra: “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”, a partir de los vacíos que descubre en la educación, los cuales se concretan en los aspectos siguientes:

1- La ceguera del conocimiento: “El error y la ilusión”. 

La educación tradicional, por lo general, no enseña el riesgo del error y la ilusión. Es importante conocer y/o valorar el nivel de riesgo de cometer determinados errores o asumir en forma inconsciente tal o cual ilusión; lo cual, se traduce con frecuencia  en motivos de frustraciones, traumas, apatías, entre otros efectos.

2- Los principios del conocimiento pertinente: “Separación de las disciplinas, del objeto y el sujeto, lo natural y social”, separación del contexto, etc. En tal sentido, se requiere una Valoración del potencial y utilidad aplicativa y explicativa del conocimiento, generado y aprendido en cada caso. 

Es decir, se requiere una verificación sistemática sobre la consistencia lógica externa, entre el conocimiento generado y aprendido, con  la realidad práctica….

3- Enseñar la condición humana: “El significado de ser humano”. No todas las ciencias enseñan la condición humana. Se requiere además de conocer, el contexto social, se necesita enseñar la “calidad poética de la vida”, desarrollar la sensibilidad social como valor público.  

Es decir, existe la Necesidad de identificar y establecer  una convergencia de la condición humana. Se requiere conocer y promover el sentido del ser humano; como forma de garantizar su desarrollo estratégico progresivo y no su degradación progresiva….

4- Enseñar la identidad terrenal: “Conciencia de que se es ciudadano de la Tierra”. Se asume que se comparte un destino común y deben ser confrontados problemas vitales. 

En este orden, se debe valorar, la Identidad terrenal, la Paz, la Globalización, como elementos de alto interés y valor publico…en tal caso, valorar y precisar la condición de identidad como ciudadano terrenal, en un mundo globalizado, cuyo destino debe ser común a todos y todas.

5- Enseñar a afrontar las incertidumbres: “Las ciencias (tradicionales) enseñan muchas certezas, pero no los innumerables campos de incertidumbres”. 

Es tan importante la certeza, como la incertidumbre. Se requiere repensar las estrategias en las diferentes áreas del conocimiento, a fin de identificar y establecer formas y procedimientos que contribuyan a reducir los niveles de incertidumbres….y por ende, a redimensionar y ampliar los niveles de confiabilidad, perspectivas y valor del futuro…entre otros aspectos.

6- Enseñar la comprensión: Esto implica la necesidad de enseñar a establecer un diálogo entre las culturas. “Enseñar y explicar cómo integrarnos al otro”. Mayor capacidad Reflexiva y Tolerancia sobre base creíble. Empatía hacia el otro. 

En este caso, se precisa de   Identificar, valorar y promover los aspectos y factores básicos que permiten la integración y cohesión social; sobre base cierta, pertinente y sustentable.

7- Enseñar la ética del género humano: Una ética basada en valores universales y/o de amplia cobertura social y cultural. “La humanidad debe convertirse en verdadera humanidad y encontrar su realización en ella misma”. 

Es decir, se requiere desarrollar una cultura de la razón y del ser social, en base a la misión de crear espacios comunitarios mediante conocimientos que contribuyan a identificar y revelar valores públicos reales, en forma convincente,  sustentable y de alta pertinencia social.

 ESENCIA Y FINALIDAD BASICA  DEL PARADIGMA DE
LA “DUCACION DEL  FUTURO”’:

En  resumen; el nuevo paradigma de la ‘Educación del Futuro’, tiene como esencia y finalidad básica; tratar de contribuir a que en la práctica; la educación como sistema paradigmático, realmente contribuya a identificar y valorar los tipos y niveles de riesgos, al cometer determinados errores o peor aún;  asumir ilusiones ingenuas…, y a la vez, en otro sentido, valorar la utilidad aplicativa del conocimiento, conocer y promover el sentido del ser humano, valorar y precisar la condición de identidad terrenal, en un mundo globalizado, donde cada vez es más trascendente asumir criterios válidos y  pertinentes para afrontar con éxitos las incertidumbres, identificar y promover factores que permitan la integración y cohesión social(nueva categoría del desarrollo socioeconómico); a fin de desarrollar una cultura sustentante de la ‘razón’ y del ‘ser social’, mediante conocimientos que realmente contribuyan a la creación, identificación y revelación de reales y significativos tipos de valores públicos, dimensiones y categorías de cohesión social, en forma pertinente y sustentable…el valor y la importancia del futuro, reside en gran medida en la capacidad real de ser gerenciado en base a elementos cognitivos estratégicos.

Para hacer posible; la aplicación de las aspiraciones indicadas, el sistema educativo debe superar el ‘Modelo Paradigmático de la Modernidad’; el cual, se ha caracterizado por un proceso de simplificación progresiva, basado fundamentalmente, en los principios de: La Disyunción, Reducción, Abstracción y Determinismo mecánico, que en esencia responden al desarrollo del Pensamiento de la Simplicidad, como Paradigma Analítico. 

En tal sentido, ya fue referido por el autor, Gastón Bachelard, en su libro: “El Nuevo espíritu científico”, donde señala que “lo simple no existe, solo lo simplificado” (Rigoberto Pupo Pupo; Educación y Pensamiento Complejo/Pag.25).

La ciencia moderna ha construido su objeto, extrayéndolo de su ambiente complejo, para exponerlo en situaciones no complejas. 

Es decir, la ciencia no es el estudio del universo simple, sino una simplificación heurística (regla para maximizar o minimizar un problema) a fin de extraer ciertas propiedades, que permitan  ver y aplicar ciertas leyes científicas, con alto nivel de pertinencia y efectividad práctica.



En términos prácticos, por más que se haya acumulado un montón de retóricas sobre el advenimiento de la “sociedad del saber” (a lo que han contribuido no poco lo que Fukuyuma denomina “cookbooks” acerca de la competitividad) lo cierto es que estamos asistiendo a una profunda transformación de nuestras sociedades por obra de las “nuevas tecnologías”. 

 Lo que no se suele advertir, con frecuencia, es que lo más importante en la nueva sociedad del conocimiento no es la acumulación de informaciones, sino el llegar a tener la debida conciencia real de  “saber más”, en forma no supuesta. 

Y esto, a su vez, pone en primera línea la cuestión del aprendizaje, la investigación y, en último término, la educación, como sistema integral. A nuestro  juicio, la clave del futuro inmediato es que se debe tomar y asumir  la educación en serio; no en forma supuesta, ni en base a sofismas.

 En rigor, el tema de la educación pone en vilo todos los problemas que hemos examinado. Para educar, es preciso tener una concepción del conocimiento y del valor de la verdad, así como de la dinámica histórica del saber; es decir, del papel de la tradición y del progreso en las comunidades de enseñanza y aprendizaje. 

La propia naturaleza de la ciencia entra, por tanto en cuestión. Y también es patente la conexión entre la educación, por una parte, la realidad socioeconómica, y por otra parte; la ética y la política, como elemento determinante de las políticas públicas.

Pero más decisivo aún es; el hecho de que la educación representa la prueba de fuego de las diversas concepciones acerca del mundo y de la persona humana. Si estas concepciones están equivocadas, la educación -por decirlo así- “no funciona”. 

No es que se eduque equivocadamente, según valores deficientes, es que no se educa con pertinencia, en modo alguno, es que se interrumpe la dinámica del saber, por no haber sabido pulsar los adecuados resortes vinculantes de la realidad misma. 

La realidad se puede transformar, pero no se debe falsear si los fines son auténticos. 

Aunque nosotros no lo seamos, la realidad siempre es fiel a sí misma. Tal es la vieja enseñanza de la metafísica realista que -pese a la peregrina sucesión de escepticismos, idealismos y positivismos- sigue teniendo tanta vigencia como hace  siglos. 

Aquí -queramos o no- nos las tenemos que ver con la “naturaleza”, como reproductora de vida, palabra de raíz semántica estrechamente relacionada con la fecundidad. 

Una cosa es la eficacia y otra la fecundidad. La eficacia tiene que ver con la disposición objetiva de los medios. 

La fecundidad se refiere al logro real de los fines. Es cierto que sin un mínimo de eficacia no hay fecundidad, pero sólo la fecundidad asegura la eficacia a largo plazo, es decir, en términos históricos y culturales.

La eficacia como elemento de gerencia, viene hoy dada  preferentemente, por las nuevas tecnologías de la comunicación y la capacidad del manejo de la información. 

Pero tales instrumentos sólo son relevantes si se ponen al servicio de la fecundidad como fin estratégico, que viene dada ahora por la sabiduría en el uso de esos medios; uso dirigido hacia la formación de personas o, lo que viene a ser lo mismo, hacia la promoción de cultura como sistema educativo. 

La clave del inmediato futuro -me atrevo a prever- estribará en la articulación o “sutura” de los medios tecnológicos más avanzados con planteamientos educativos y culturales rigurosos, que respondan a un realismo que también integre al empirismo, que estén atentos a las exigencias éticas que el propio avance en el saber teórico y práctico lleva consigo.

Lo apremiante de la nueva situación es que, aceleradamente, la calidad cultural se pondrá de manifiesto cada vez de modo más claro, su nivel de requerimientos; gracias, justamente, a la inmediatez y posibilidad de  transparencia que aportan las nuevas tecnologías. 

Por el mismo motivo, el riesgo es también inminente y obvio: las maniobras de “enmascaramiento” y “equivocación adrede”, con fines perversos que pueden producirse con una contundencia inédita. 

Pero la propia rapidez de los ciclos comunicativos contribuirá a la pronta rectificación de los “errores” y a la patentización de la realidad a todos los niveles (esto implica que cuando se ofrezca un producto, que el mismo realmente responda a lo que dice la etiqueta). 

La estrategia asume y de hecho implica que lo que aparecerá una y otra vez es la capacidad cultural de los usuarios; es decir, su facultad de comprender panoramas complejos y rápidamente cambiantes. Desde el punto de vista operativo, lo que tendrá más importancia es la capacidad estratégica para la comunicación, mientras que la acumulación de medios pasará a segundo término. 

Hablábamos, al comienzo, de una mayor apertura y fluidez en la actual situación cultural. Pero, al terminar, aparece un fenómeno nuevo, que no tiene sólo un origen negativo en el desmembramiento de la “modernidad ilustrada”. 

Nos encontramos ahora con una “modernidad alternativa”, que no discurre ya por la unívoca senda del racionalismo, sino que viene dada por la articulación tecnológica del diálogo cultural como sistema educativo y por la apertura de nuevos requerimientos  y exigencias  de capacitación a todos los niveles de la formación educativa en RD.

En conclusión, si realmente se quiere transformar el Sistema Educativo Dominicano, en forma objetiva y con efectividad sustentable; la estrategia de dicha Reforma Educativa, debe ser diseñada y desarrollada en base a un Modelo Educativo que responda en esencia al “Nuevo Paradigma Educativo” de significativa competitividad; que plantea y refiere las características y lineamientos  señalados; los cuales, deberían ser pensados y aplicados ya; en forma gradual, adecuada y sistemáticamente a todos los niveles de la educación Pública Dominicana, asumiendo que es el Estado y en Representación de éste, los Gobiernos debidamente establecidos, en las diferentes Instancias del Estado, que es el que efectivamente tiene una Capacidad Real de Agregarle Valor Público, al cumplimiento de la Función Pública Educativa; en el ofrecimiento de una Educación Ciudadana de Calidad Competitiva(ECCC), que efectivamente responda a los “Siete Saberes Necesarios, para la Educación del Futuro” (7SNEF).

(Cualquier camino escogido, puede ser bueno para no llegar a ningún lado, es la peor
  
Amenaza al éxito, en un proceso de cambios”: Richard Beckherd y Ruben T.Harris)

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(*) El autor es Economista de la UASD, con varias Especialidades y un Máster en Gestión Pública;
En España/2004. Profesor Titular de Finanzas Públicas, en la Escuela de Economía/UASD. Reconocido
 Dos veces, como Profesor Distinguido de dicha Escuela. (para consulta: teo.ar07@hotmail.com).


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