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martes, 25 de enero de 2011

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EL TIRO RAPIDO Por Mario Rivadulla

Un vocero oficial expresa la extrañeza del gobierno de los Estados Unidos por el sorpresivo regreso a Haití el ex dictador Baby Doc Duvalier al cabo de 25 años residiendo en Francia, donde disfrutó del dorado exilio que le proporcionaron las riquezas robadas al empobrecido pueblo haitiano durante su sangriento e infortunado paso por el poder, heredado de su autoritario padre Papa Doc y asentado en los fusiles asesinos de los temibles Ton Ton Macoutes, hasta que fue derrocado por una revuelta popular.

También ha tomado de sorpresa a todos en este lado de la isla, salvo que algún turpén, cómplice de turbias maquinaciones, hubiese estado enterado del regreso y guardado discreto silencio.

De asombro, pero también de justificada inquietud. Monseñor Agripino Núñez, que es hombre experimentado y ducho en estos trajines, considera que el regreso de Baby Doc debe ser motivo de preocupación para la República Dominicana. Tiene razón.

Y el Procurador General, Radhamés Jiménez, por lo común muy comedido en sus pronunciamientos, plantea la necesidad de reforzar la frontera al estimar que la presencia de este Duvalier, con mucha menos garra que su dictatorial padre pero igualmente carente de escrúpulos, es un elemento de perturbación adicional para el enturbiado escenario haitiano, que pudiera tener consecuencias negativas para nuestro país. Es una opinión que comparte el Vicepresidente Rafael Albuquerque, quien también es hombre de criterio ponderado. Al igual que monseñor Agripino, también ambos tienen razón.

¿Por qué motivo y con cuál finalidad, no precisamente inspirada en los mejores propósitos, se produce este inopinado retorno?

¿Qué brazos poderosos, ocultos en la trastienda de esta maniobra, le están sirviendo de sostén?

¿Qué de positivo puede aportar este Duvalier, de triste y sanguinario pasado, a la crisis política haitiana como no sea agregarle otro elemento de división y combustión de nuevos desórdenes, que están retrasando cada vez más la entrega de recursos y el proceso de recuperación del infortunado vecino?

Ciertamente Haití requiere de un liderazgo fuerte, no autoritario; creíble, respetado e inspirador que sea capaz de aglutinar el grueso de sus fuerzas vivas para levantar de los actuales escombros, una nación capaz de enfrentar sus males seculares, no el Estado fallido que era, y abrirse a un horizonte de realizaciones y promesas que le permita ofrecer a sus habitantes la oportunidad de un vivir decoroso dentro de sus fronteras.

¿Puede acaso ese líder ser este Duvalier de quien Amnistía Internacional acaba de reclamar sea sometido a los tribunales para responder por su pesada carga de crímenes irredentos?

De cierto que resulta extraño su regreso. Más extraño que lo haya hecho con pasaporte diplomático, montado en carro con placa oficial a su llegada a Puerto Príncipe y recibido una escolta no solo de la policía haitiana, sino también de la Minustah.

Mientras van despejándose las incógnitas que origina su reaparición en el escenario del que debió salir abruptamente un cuarto de siglo atrás, será saludable que por este lado estemos alerta a la preocupación que manifiesta el Rector de la PUCAMAIMA como no está por demás, que tal como lo plantean el Procurador General y el Vicepresidente Albuquerque reforcemos la frontera, recordando la sabia máxima de que “guerra avisada, no mata soldado”. Y si hay guerra en Haití, de seguro que los tiros llegarán hasta aquí.

TELEDEBATE. Telefuturo. Canal 23. “teledebate@hotmail.com

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