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martes, 28 de junio de 2011

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EL TIRO RAPIDO por Mario Rivadulla

No fue preciso pasar del primer boletín para que Danilo Medina pudiera considerarse ganador de las primarias del PLD. Su victoria fue abrumadora, tal como había pronosticado. Prácticamente 9 de cada 10 de los que concurrieron a votar sufragaron por su candidatura.
A diferencia de lo que ocurrió en las controversiales elecciones internas del PRD, sus otros tres contrincantes no perdieron tiempo en reconocer su triunfo y acudir a felicitarlo. Más aún: se fotografiaron juntos, manos unidas, brazos levantados y rostros sonrientes, en señal de unidad.
Un mensaje muy oportuno para la masa peledeísta, que en los últimos tiempos notaba cierta falta de coherencia en el equipo de gobierno y de desusada inclinación a la controversia pública por parte de sus dirigentes.





Sin dudas, la arrasante votación obtenida por Danilo Medina es un reconocimiento tanto a sus valores entre la militancia y simpatizantes del partido oficial, como una justa retribución a su persistente y laboriosa búsqueda de la candidatura presidencial que lo enfrentará nuevamente a Hipólito Mejía el 16 de Mayo del año venidero.


Una repetición de la contienda electoral efectuada en el 2000, como si la rueda del tiempo hubiese dado marcha atrás para montar la pelea de revancha. En esta ocasión, sin embargo, sin la participación de un Joaquín Balaguer, que pese a su avanzada edad y a estar ciego y casi inválido, revalidó por última vez su sólida condición de caudillo al obtener una cuarta parte de los votos emitidos entonces.






Ha sido paciente y persistente Danilo Medina. Ha logrado también, ya fuese por vía de acercamiento, ya de la realidad innegable del trabajo desarrollado, acortar la brecha que lo separaba del Presidente Leonel Fernández, desde que lo enfrentó en las primarias anteriores y reaccionó emocionalmente frente a su derrota de entonces, alegando que lo había vencido el poder del Estado, una postura a todas luces impolítica e inmadura que le enajenó el favor de Palacio.





Ha mostrado mucha más madurez y cautela ahora, aún cuando en ocasiones no ha logrado evitar alguna que otra crítica inoportuna, como cuando se apresuró a quejarse por el evidente costo político para su candidatura del molestoso y controversial paquete fiscal, pero de irrenunciable y apremiante necesidad para el gobierno.
Se dedicó inteligentemente a trabajar en sentido inverso, es decir de afuera hacia adentro, buscando respaldo en sectores ajenos o al menos, no militantes del PLD pero cuyos votos son los que pudieran en un momento determinado decidir un elección reñida.


Al contrario de lo que pudiera pensarse, le queda ahora el tramo más delicado y escabroso de la jornada. Tal, distanciarse de los posibles errores del gobierno, cuyo apoyo requiere y al que está impuesto a defender; superar el desgaste lógico de ocho años consecutivos de ejercicio del poder en los que ha hecho más de lo que sus adversarios quieren reconocerle pero menos de lo que muchos esperaban; depender en buena medida del rédito electoral que le reporte la obra que el gobierno pueda desarrollar de aquí al 16 de mayo, cuando no es tanto el tiempo que resta y menos los recursos de que se dispone. Y enfrentar a un adversario duro que fue capaz de remontar el más bajo nivel de popularidad con que un presidente haya finalizado su gestión para alzarse con la candidatura de su partido frente a un opositor tenaz y luchador como él.
Sin bajar el nivel de su discurso ni caer en el extremo populachero de su adversario, lo que a diferencia de éste, no cuadra a su personalidad, tendrá que darle un acento un tanto más popular y sus estrategas buscarle un lema de campaña para contrarrestar al pegajoso “llegó papá”.


Antes de que el PLD celebrase sus primarias, un par de encuestas colocaban a Hipólito Mejía, ya candidato oficial del PRD, por encima de Danilo Medina, como su hipotético posible contendor.
El sondeo era, sin embargo, un tanto desigual, ya que también incluía a los otros aspirantes del PLD en competencia con Medina. Seria un ejercicio interesante, cuando pasen un tanto los efectos negativos del mal tramitado y defendido paquetazo fiscal, medir de nuevo las preferencias ya con Danilo Medina investido de la candidatura presidencial, que ha conquistado en buena lid.





La campana ha sonado ya con los dos contendientes encima del cuadrilátero. Solo cabe esperar por el bien del país, una pelea limpia sin codazos ni cabezazos. Y que gane aquel que el pueblo decida como supremo juez.




TELEDEBATE. Telefuturo. Canal 23. ¨teledebate@hotmail.com

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