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martes, 11 de enero de 2011

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EL TIRO RAPIDO Por Mario Rivadulla

Ayer dio comienzo en Cuba el proceso de reconversión de su sistema económico y social con el inicio de la primera etapa de desempleo masivo, que colocará en la calle en los próximos cuatro a cinco meses, a medio millón de trabajadores que en lo adelante tendrán que subvenir a sus necesidades por cuenta propia. Como compensación recibirán apenas un mes de salario por cada diez años de trabajo.
Otras dos etapas posteriores a culminar en el 2013, privarán de sus actuales empleos a ochocientos mil más, totalizando un millón trescientos mil cesados bajo las mismas condiciones. Estas drásticas medidas de despido han ido acompañadas de la supresión de productos básicos subsidiados de la canasta familiar que ahora tendrán que ser adquiridos a un costo varias veces mayor en el mercado negro.

Se trata del cambio más traumático y complejo dentro del accidentado devenir del régimen policíaco-militar instaurado por Fidel Castro y regenteado al presente por su hermano Raúl, hace ya cincuenta y tres años, que lo convierten en la dictadura más prolongada que ha conocido nuestro Continente.

La voz de mando que ha puesto en marcha este desesperado intento de sacar la economía cubana del estado de coma profundo en que se encuentra desde hace mucho tiempo, la dio el propio Raúl Castro cuando en días recientes proclamó de manera dramática “O Cuba cambia o se hunde”.
Una angustiosa admisión del fracaso de un sistema basado primero en el cuantioso subsidio de la desaparecida Unión Soviética y más recientemente, en los también voluminosos fondos aportados por el gobierno de Hugo Chávez y el alquiler, por parte del Estado. de la fuerza laboral calificada a Venezuela y otros países, de miles de médicos y profesionales cubanos en diferentes ramas.

Mientras el régimen dispendiaba una gran parte de esos recursos en demagógicos e insostenibles subsidios sociales y costosas aventuras militares y guerrilleras, principalmente en Latinoamérica y Africa donde millares de soldados cubanos perdieron la vida en conflictos ajenos, la economía de la isla, atrapada en la camisa de fuerza de un absurdo dogmatismo ideológico y de un esquema divorciado de las más elementales normas de racionalidad y carente de todo incentivo para los trabajadores, fue declinando penosa y progresivamente hasta llegar al punto de quiebra actual.

Para muchos entendidos analistas, este ensayo constituye un retrasado esfuerzo de sobrevivencia de última hora con muy escasas posibilidades de éxito. Para los trabajadores desplazados, un enorme choque emocional y material que los lleva de un salario que si bien escaso les concedía cierto margen de seguridad, a un futuro totalmente incierto.
De igual modo, la reducción de la libreta de abastecimientos que el propio gobierno admitía solo alcanzaba para un máximo de quince días, les limita aún más el acceso a los productos de primera necesidad.

Hay que hacer notar que en realidad la urgencia este proceso de cambios había sido admitido públicamente por el propio Raúl Castro, cuando varios meses después de haber asumido la presidencia por traspaso hereditario de su hermano, rompió el hermético silencio con que venía desempeñándola con un sorprendente discurso en la ciudad de Camaguey, donde admitía los fallos y errores del régimen, el estado agónico de la economía y la precaria calidad de vida de los cubanos.

Tuvieron que pasar varios años para poder superar los obstáculos de la lenta y compleja burocracia cubana, las contradicciones internas en el seno del propio régimen y la terca oposición de los elementos más dogmáticos para iniciar este proceso, ya con el país prácticamente al borde del abismo.

Los resultados de estos bruscos cambios están por verse. Pero la apuesta con mayores logros es que provocarán desasosiego e irritación tanto en los cesados como quienes con inquietud y temor esperan, como espada de Damocles sobre sus cuellos, el úkase de las próximas cesantías. En tanto, la utópica imagen de la que pudo haber sido la revolución democrática más hermosa del continente, se va diluyendo ante la realidad inexorable de su fracaso medio siglo más tarde después de haber pagado el elevado costo de miles de fusilados, cientos de miles de encarcelados y y más de dos millones de exiliados.

TELEDEBATE. Telefuturo. Canal 23. “teledebate@hotmail.com”

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